miércoles, 19 de agosto de 2015

No.

No os estoy escribiendo desde el pueblito bueno, no. Llevo anclado y bien amarrado en Madrid desde el día 28 de julio como si no hubiera un mañana.

¿La razón? Digamos que ese mismo día, y esa misma semana en la que se suponía que nos íbamos a ir de vacaciones al pueblo, a desconectar y todo el emperifollado que conlleva, se fue al traste. Mi señor padre empezó con un dolor en la parte inferior de la mandíbula desde que volvieron del pueblo el fin de semana anterior.

"Ya se le pasará", pensamos todos. Craso error. El dolor fue a más hasta tal punto de que no podía ni comer. Total, visita a urgencias. Llegan allí, le hacen unas pruebas y para chasco, lo ingresan, que tiene la glándula salival infectada y obstruida. ¿Solución? Antibióticos a cascoporro y posterior operación para extirpar la glándula.


Se tira 3 días ingresado. En fin, que la hinchazón se le pasa, ya no tiene infección, pero que operar le tienen que operar. Vacaciones canceladas. Como los médicos son así de majos, le dicen que le operan o el 11 o el 18, como fechas fijas y ultrasegurísimas de la muerte. Inocentes de nosotros...

Empezamos a cavilar distintas propuestas en caso de que la operación se la den el 11 o el 18. Sea cual sea el día, aún quedaban dos semanas para que finalizara el mes, lo cual no está nada mal, porque se coge 15 días y chimpún. Que si nos vamos al pueblo, que justo están las ferias así que nos viene bien, y como la de Daimiel empieza también la última semana, pues nada, vemos el inicio y listo. Bueno algo es algo.

Excepto por una cosa.

Mi calvario personal.

Esas dos últimas semana tengo un par de encargos, uno de ellos bastante chungo y con ganas, en el cual me tengo que tirar una semana haciendo flores de pasta de azúcar como si no hubiera un mañana. Es una tarta de 5 pisos, de los cuales 2 tienen que ser completamente de flores. A joder la marrana un rato :D Total, que mis ilusiones de irme al pueblo, pues se quedan donde siempre estuvieron, en un cajón al fondo más impenetrable de todos.

"Bue, tampoco es tan malo, dos semana en Madrid sin nadie, not bad. Haré lo que quiera". MEEEEEEEEC! Error.


Llega el 11, no le llaman, llega el 17, un día antes de la fecha, y siguen sin llamarle, y da la maldita casualidad, de que ese mismo anterior fin de semana, se le vuelve a hinchar la glándula. Se va a urgencias cagándose en todo lo cagable por no haberle avisado de nada de la operación y demás, y vuelve con más antibióticos y con nueva fecha de operación, el día 25.

Durante todo ese tiempo, mi padre ha estado dado de baja en su trabajo, y aquí el que está escribiendo esto, ha pasado a ocupar su lugar. Para los curiosos, mi padre es conserje, así que es en parte un "easy work", pero es el trabajo más aburrido del mundo por excelencia, o al menos eso me parece a mí.

Todas las santas de las mañanas, a las 9 en punto, a abrir el portal, y a hacer las mismas tareas una y otra vez: barrer la calle, barrer el portar, fregarlo, y limpiar los cristales, que como tiene poquitos, pues ea.


Luego están los residentes del edificio, a los cuales ya les saludas como un puto autómata con la mejor cara de felicidad y somnolencia disimulada que puedes poner. "Buenos días, buenas tardes, hasta luego, hasta mañana" y así, repetidas veces. Lo divertido llega cuando saludas a alguien y ni te devuelve el saludo. Vale que seas lunes por la mañana, pero hijo de mi vida, que no cuesta nada ¬¬

Cierro a las 2 de la tarde, como con alma que lleva el diablo y al gym. Desearía con todas mis fuerzas que mi gimnasio tuviese un saco humano de boxeo, y descargarme bien a gusto, peeeero, va a ser que no. Así que solo me queda descargar mi ira incontinente en la elíptica y haciendo pesas.

Vuelvo a abrir a las 5 de la tarde, y aquí llega lo divertido, porque es que no pasa ni dios, así que me tiro sentado otras 4 horitas hasta que cierro. Un plan genial, ¿verdad? Que si dices, pues nada, cierro el portal y me meto en casa, PERO NO, porque los pocos vecinos que quedan son porculeros como ellos solos y la mínima se quejan de por qué está cerrado el portal, Yo lo achaco a que voy al baño, pero ya son tantas veces que lo he dicho, que supongo que los vecinos se pensarán que tengo un movimiento intestinal bastante envidiable o que me estoy muriendo poco a poco. Una de dos.


Para más inri, hace un par de meses fue el cumple de una amiga, y como nadie estaba en Madrid, pues dijimos de celebrarlo algo más tarde, en agosto o así. Yo hablé con mis padres en el supuesto caso de que nos fuésemos la pueblo, de que me cogía un bus, me venia a Madrid, pasaba el fin de semana del cumple y me volvia. No pusieron pegas. Pero visto lo visto con los acontecimientos anteriores, pues mira, lo mismo da que da lo mismo. En Madrid que me quedo.

Siguiendo con las suposiciones de que le operasen el 18, pues nada, tenia la baja de recuperación, se recuperaba, yo dejaba de hacer la suplencia y venía el otro suplente a hacer las vacaciones de mi padre, con lo cual, se me quedaban pues eso, las dos semanas últimas libres, teniendo tiempo para las flores y para el cumple. MEEEEEEC! Error.

¿Adivinad qué día se puso la celebración del cumple? Sí, exactamente.

EL MISMO PUTO MARTES 25 DE LA OPERACIÓN.

A tomar por culo todo. ¡Y eso que hablamos la fecha del cumple hace 3 semanas!

Gracias karma y espíritus ancestrales por tal dosis de alineamiento de planetas.

No tiene más días la santa semana, no, tiene que ser exactamente el martes 25, no les valía el lunes o el miércoles o el viernes. No. Martes. M-A-R-T-E-S.

Etooooo.....








AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! Tengo mucha ira y mucha rabia y muchas cosas contenidas aquí dentro.

1...2...3...4...5...6...7...8...9...10

Ea, ya está. Discúlpenme ustedes.

Así que aquí estamos, disfrutando de lo lindo a más no poder.

Temas aparte, que bastante ya os doy la brasa, hoy os traigo unos helaetes que están de rechupete, se hacen en un pispás y eso, que están muy ricos.

Vamos con la receta! Son una helado que no necesitan heladera, así que los podéis hacer si no la tenéis, y si no tenéis molde, pues el recipiente limpio de un yogur os puede venir muy bien :)

Al lio!


Polos de Oreo, Chocolate y Anacardos (8-10 unds aprox)
Para el helado:
  • 400 gr de leche condensada
  • 400 ml de nata para montar
  • 3 paquetes de Oreos machacadas en trozos, no trituradas
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
Para decorar:
  • Chocolate negro, con leche, blanco, el que queráis, pero que haya suficiente como para cubrir los polos. Estos llevan con leche y negro a partes iguales.
  • Anacardos
  • Coco rallado
Para la base del helado, ponemos la nata, la leche condensada y la vainilla en un bol. Si tenéis KA o similar, perfecto, y si no, pues con una batidora de mano os irá genial, palabrita. Empezamos a batir a velocidad alta hasta que forme picos duros, pero sin pasarnos. Añadimos las oreos y le damos otro meneo, que queden bien repartidas.

Una vez hecha la base, rellenamos nuestros moldes. Yo tenía que ir en tandas de 4, porque no tenía más, así que mientras se congelan unos, guardamos la base en la nevera. Rellenos los moldes, los llevamos a congelar por lo menos de 6 a 8 horas o de un día para otro. Recomiendo la segunda opción, que alguno se me partió por el camino por ser un ansias jiji

Y vamos haciendo lo mismo con el resto de la masa. Una vez los tengamos todos, los reservamos en el congelador.

Para la cobertura de chocolate, yo use el vaso de plástico que te viene con todas las turmix a modo de recipiente, porque como es muy hondo, perfecto para bañarlos. Derretimos el chocolate en el micro a potencia media, con intervalos de 30-45 segundos, aunque con el caloret que hace, se funde en seguida. 

Picamos los anacardos en trozos gruesos y dejamos listo todo para bañarlos y ser rápidos, que el chocolate se endurece con la mirada.

Cuando el chocolate esté fundido, sacamos un polo (sí, hay que ir uno a uno) y lo bañamos, que no se quede nada blanco a la vista. Escurrimos un poco el chocolate y rápidamente ponemos los anacardos y el coco encima. Cuando ya veáis que el chocolate ha endurecido, lo dejaremos en un plato con papel de horno, por si acaso el chocolate está algo tierno, para que no se pegue al plato. 

Y así vamos haciendo con todos los helaetes :D

Et voilá!






Me sigue sorprendiendo que un helado que no necesita heladera quede tan increíblemente cremoso. Y lo mejor de todo, es que no se deshace tan rápidamente :D De sabor tengo que decir que me ha sorprendido. El contraste de las oreos con el coco y e los anacardos es brutal, y los sabores se combinan a la perfección :) La idea la saqué de una foto de Instagram de un chef al que sigo, que se ve que había alguna feria gastronómica y los de Magnum hacían helados personalizados. Vi este y me llamó la atención. Y fue un gran acierto, vaya.

En fin, chiquines, que espero no haberos dado mucho la brasa con mi verano precioso y maravilloso (quiero abrazos), y que os animéis a hacer la receta, que seguro os sorprenderá.

Un besote enorme y un abrazo gigantesco!

Feliz verano!

Se os quiere!

Muak!

Jesús