martes, 26 de mayo de 2015

Creo que hay pocas cosas comparables a una extraña felicidad que las cosas mundanas y los pequeños placeres de la vida.

No me preguntéis ni el cómo ni el por qué, pero hay algo especial en cada uno que a mi, hay veces que me atonta la cabeza de una manera rara. Es como un hormigueo que empieza en la parte posterior de la cabeza, muy cerca de la nuca, y que como alguien o algo siga haciendo esa cosa durante mucho tiempo, se me va extendiendo a lo largo de toda la superficie craneal, produciendo una sensación extraña pero a la vez muy placentera.

Ver a una persona que, tras un momento de inercia, se pone a pasar las hojas de un periódico o de un libro despacito, muy lentamente, con ese característico sonido que producen las hojas de papel al moverse...

El sonido de alguien que se pone a dibujar o a escribir con un lápiz sobre un folio en blanco, con su movimiento sinuoso y aleatorio...

Alguien que te empieza a acariciar el pelo sin algún motivo aparente, o acariciárselo tu a alguien porque sí...


No tenéis algunos de esos días, fríos y rarunos, en los que, casualmente llueve, no tienes ningún plan para salir, y te puedes quedar eternamente mirando la ventana, oyendo el repiqueteo de las gotas contra la ventana. Suena muy americano, pero ya os digo que en mi pueblo, con los ventanales que hay, es la cosa más desconexiva (¿eso existe?) del mundo. Y otra vez, el hormigueo...

Hay veces en las que me ha llegado a pasar cuando me cortaban el pelo. El sesgado de las tijeras, pasar el peine, que me vuelvan a tocar el pelo, y un constante círculo vicioso sin fin de esos hormigueos extraños.

La sensación es una cosa que no se puede explicar al cien por cien, es algo que tienes que vivirlo para sentirlo. Es lo más placentero y extremadamente relajante de un inercia superior que no hay manera de controlar.

Por si os preguntáis qué es, u os ha picado la curiosidad, esté fenómeno se llama Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma o ASMR en inglés, y el calificativo que recibe por parte de la gente que lo padece, es que la sensación es de un "orgasmo cerebral". Y os aseguro que lo es.

No se si de los que leéis esto, soy el único al que le pasa, pero, por si acaso hay alguno, me gustaría que intentárias describir esa sensación. ¿Difícil, verdad?


Aparte de ese pequeño placer personal, existen otras cosas que no requieren de mucho para darnos un chute de felicidad o algo de optimismo.

El mero hecho de escoger un lugar de tu casa lo mas tranquilo posible (si es que se puede), y si no lo hay, irte al primer parque alejado de la mano de dios, elegir un sitio cómodo, coger ese libro que tanto tiempo has esperado a leer, y desconectar del mundo imaginando esa historia en tu cabeza, imaginando que tu eres el protagonista.

O hacer exactamente lo mismo, pero poniendo algo de música, a toda pastilla o no, me da igual, pero ponerse música y evadirte de la realidad por unas horas, aunque tu cabeza trabaje de manera descontrolada porque, lo queramos o no, la música siempre evoca sentimiento y emociones. Personalmente, tengo cuatro canciones en las que, con dos de ellas, me las puse en momentos crueles, y otras dos, en momentos de felicidad máxima. Y lo malo del modo aleatorio, es que salen lo quieras o no, y es inevitable el no ponerte a pensar en ese recuerdo olvidado una y otra vez. De cualquier manera, también es un pequeño placer, doloroso, pero placer.



Luego esta, y creo que esto lo compartimos entre todos los que estamos o no en la blogosfera, está el cocinar. No hay nada que más me guste que cocinar, para mi o para alguien, me da igual. Si es para mi, genial, desconexión total. Pero si es para alguien, y para alguien a quien quieres mucho, desconexión por doble. Realizas las cosas con más cariño, con más alma y corazón, intentando que todo salga perfecto. Y cuando ya lo tienes todo hecho, entregárselo con la mayor de las sorpresas, esperando ver su reacción.

Ver a una persona, poniendo una cara de alegría desmesurada, dando botes de alegria y fangirleando a más no poder, con eso, con eso yo soy más que feliz. La cantidad de veces que he visto a gente de mi alrededor poner esas caras que te llenan el alma. El esfuerzo al final merece la pena, y por doble.

Yo me conformo con poco, con muy poco. Un sonrisa, un abrazo infinito, una palmada en las espalda, una caricia, un beso, un detalle inesperado, un rincón, la sombra de un árbol, lágrimas de felicidad...esos son los pequeño placeres que al final acaban definiendo quiénes somo, qué somos y cómo somos, porque esos placeres, son los que realmente llenan el alma de las personas.

A veces me gustaría poder ser una persona algo más émpatica. Sé ponerme en el lugar del otro, pero no todo lo que me gustaría. El poder sentir lo que alguien siente cuando recibe algo como lo que he dicho antes, no tendría precio ni para mi ni para nadie.


La sensiblería es lo que tiene, que de que te toca la patata muy pa'lojondo, empiezan a salir cosas como esta.

Rencientemente he aprendido a dar segundas oportunidades solo a quien realmente se lo merece, y esto me lo propuse desde fin de año. Las decepciones son muchas, y me he llevado demasiadas a lo largo de mi vida, y creo que yo también he podido decepcionar bastante a la gente. Pero después de alejarte de esa persona un tiempo, y volver a retomar ese cariño, esa amistad, ese sentimiento de complicidad entre ambas partes, esos momentos, esas risas, esas escapadas, el recuperarlo todo y volver a como se estaba antes, con todo lo que ello supone, te reconforta por dentro.

Y eso, el recuperarlo todo, el volver al principio pero sin perder nada, es otro pequeño placer, ¿o no?

Sé que he dicho muchos topicazos, pero es que es verdad, y si no, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. A excepción del ASMR, a no ser que lo tengáis también, que si es así, podéis apedrearme mismamente :)


Venga, ya, hale, se acabó, que estoy demasiado atontolinao y eso no es bien ni para mi ni para nadie. Pero que queréis que os diga, soy así y así soy jaja Y yo que creía que el gimnasio me iba a volver mas brutote y algo mas insensiJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJA MEEEEEEEEENTIRA! A mi la patata no me la cambia ni dios! Los músculos, tal vez, peeeero la patata no. Que yo sepa, sólo conocéis mi lado sensible, el depresivo, el cachondo y el majo. Pero hay más, muuuuucho más...je...jeje...jejeje.....jejejejejejejejejejejejejej venga, vale, ya.

Y ahora, vamos a lo que vamos, que se que vosotros no habéis venido aquí para leer mis debilitaciones patatoncias...o si, no se, todo depende de cada uno, pero bueno, que sé que a vosotros os llama más la atención la tarta que otra cosa.

Esta tarta surgió en unos momentos de lucidez patatil transitoria para desconectar un rato del mundo y de lo que ello conlleva, así que me puse a buscar a ver qué tenía por casa y había pistachos, frutos rojos por ahí perdidos, nueces, fresitas que había traído mi papi, unos mangos que había comprado para batidos, mucho queso de untar (no me preguntéis por qué), espinacas, también para los batiditos (que por cierto, he visto una tarta en Bake Street con espinacas y tengo ganas de hacerla, así que cualquier dia de estos...JE!), y no me acuerdo qué más había, que no me da para tanto.

El caso es que visitando Pinterest, aparecieron varias tartas con pistachos, y ahí que me puse. Hice una fusión de dos recetas, y el resultado es bastante bueno :)

Es un bizcocho muy denso, con una gran cantidad de aceites. Me recuerda mucho a un plum cake, pero un peliiiiin más denso. El sabor a pistacho es bastante sutil, y las frambuesas le dan un toque muy rico y ácido. En fin, una tarta veraniega :)

¡Al lío!


Tarta de Pistacho con Crema de Queso y Frutas
Para la masa:
  • 125 gr de mantequilla a temperatura ambiente
  • 250 gr de miel
  • 2 huevos
  • 200 ml de sour cream o crema agria (200 gr de nata 35% M.G. +  zumo de medio limón = sour cream!)
  • 170 gr de pistachos
  • 265 gr de harina
  • 2 cucharaditas de levadura
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato
  • Una pizca de sal
  • Frambuesas al gusto
Para la crema:
  • 350 gr de queso crema
  • 300 gr de nata 35% M.G.
  • 100 gr de azúcar glass
  • 1 cucharadita de vainilla
Para decorar:
  • Fresas
  • Mango
  • Arándanos
  • Moras
  • Cualquier fruta fresca!
Precalentamos el horno a 175ºC, calor arriba y abajo sin ventilador.

Lo primero de todo, es pelar los pistachos. Los venden también repelados, pero si ya son caros de por sí los normales, imaginaros estos. En fin, que toca entretenerse. El peso que sale es una vez sin cáscara. Cuando ya estén pelados, los escaldamos en un cazo con agua hirviendo, sacamos en papel absorbente y empezamos a repelar. Trituramos en turmix o similar y reservamos.

Para preparar la masa, pondremos en un bol la mantequilla en pomada junto con la mil y batiremos todo bien. Mientras batimos, añadimos los huevos uno a uno, batiendo bien tras cada adición.

Tamizamos los ingredientes secos. Añadimos la mitad junto con los pistachos e integramos. Añadimos el sour cream y volvemos a mezclar. Por último, el resto de los ingredientes secos y batimos bien. Nos tiene que quedar una masa lisa y brillante.

Preparamos el molde deseado, en mi caso, uno desmontable de 22 cm de diámetro. Ponemos papel de horno en la base, y engrasamos las paredes. Ponemos nuestra masa en el molde, intentando que quede lo más nivelada posible. Finalmente, esparcimos por toda la superficie, pero con cuidado de que no llegue al borde del molde, las frambuesas que teníamos. Cuando se hornee el bizcocho, quedarán cubiertas por la masa, así que no precuparsus. Para muestra, un botón...

Una vez listo, lo meteremos al horno por unos 35 minutos, o hasta que al pinchar en el centro con un palillo, salga limpio.

Sacamos del horno, y dejamos enfriar completamente antes de desmoldar. Una vez frío, lo dividimos en tantas capas como queramos. Yo lo abrí por la mitad y tan bien :)

Para la crema, en el bol de nuestra batidora (si tenéis KA, mejor, y si no, con una de varillas va que chuta!), ponemos el queso crema, el azúcar y la vanilla. Batimos un poco a velocidad media para integrar. Mientras batimos, vamos añadiendo a chorro, sin miedo, la nata, que tiene que estar bien fría. Subimos a velocidad alta, y dejamos que monte por completo. La textura es muy similar a la nata montada, pero con el sabor y la dureza del queso crema. Esta de muerte!

Finalmente, rellenamos nuestra tarta con la crema de queso, ponemos la capa del bizcocho encima, maaaas crema de queso, y decoramos con frutas frescas. Si queréis, podéis omitir las frutas, pero le dan un punto de frescor muy agradable a la tarta :)


Y ya la tenemos! Como se ve en la imagen, la miga del bizcocho es algo compacta, pero se deja comer muuuy bien. ¡Está muy blandito! En casa gustó mucho, pero creo que tendría que mejorar algo la textura del bizcocho. ¡Me gustan con más aire! jeje Pero está riquísima, de eso no hay duda.

En fin, locuelos y locuelas, espero que os haya gustado esta nueva receta!

Las últimas fotos de este post las tuve que hacer deprisa y corriendo porque por obra y gracia del espíritu santo, ¡se me puso a llover en medio de la sesión! Así que corre que te corre haciendo las fotos jaja 

En fin, que muuuchas gracias por estar ahí, que estamos a puntito de superar los 1500 en Facebook! Wiiiiiiiiii!! A los 1500, habría que hacer algo, ¿no?

Un besote muuuy muuuy pero que muuuuy grande para todos! Sois geniales!

Muaks!

Jesús!