martes, 11 de noviembre de 2014

Últimamente no duermo. Y con últimamente quiero decir las últimas tres semanas. Llego de clase, ceno, estoy un rato con el portátil, y me voy a la cama. Para intentar relajarme, siempre me pongo algo de música, lenta, relajante, lo normal para conciliar el sueño. Pues bien, si me voy a la cama a las 12, hasta las 4 no consigo dormirme.

¿La culpa? Mi cabeza y mi imaginación.

Espero no ser el único al que le pase pero, no os ha pasado que en algunas canciones, por no decir en todas, que os empezáis a crear historias o cosas que os gustaría que pasaran o cosas que os gustaría cambiar, y automáticamente, cuando sale esa canción, la empezáis a recordar una y otra vez. ¿Sí? ¿No? Pues yo si.

¿El problema? Pues que cuando intentas quedarte dormido con esa música relajante pero cuando sale la canción empiezas a recrear la historia, pues...como que es difícil quedarse dormido. Le das vueltas a las cosas, cambias esa historia una y mil veces, y mi cabeza no para de trabajar, y trabajar y nada, que es imposible, hasta que por pura inercia, pues acabo quedándome frito.


Si soy al único que le pasa: ¡SOY ESPECIAL! Si no, bienvenidos al fascinante mundo del insomnio y las ralladas mentales transitorias. Y no penséis que es solo la música, ojo, porque el mundo de los sueños, con eso ya flipais en colores sin haber tomado nada.

Hay días en los que recuerdo con total exactitud todos los sueños que he tenido a lo largo de la noche, que casualmente suelen ser en los que hablo por las noches cual sonámbulo. Mi hermana, la pobre, santa paciencia la suya con mis desvaríos nocturnos. Si no la pongo verde, me creo que se me ha perdido una bola del bingo (caso real), o que estoy hasta arriba de pedido y mando a la persona que me lo ha encargado a freír espárragos. O (esto es lo más gracioso de todo) simplemente, me pongo a gritar, o a hablar fuerte, o a reír.

Sí, señoras y señores, si quieren pasar una divertida y apasionante noche conmigo, duerman en la misma habitación. Diversión asegurada.

El caso, que luego a esos sueños intentas buscarles alguna razón de ser, y joder, es más complicado que hacer ganchillo a la luz de las velas, no me jodas. Luego están esos que por obra y gracia del espíritu santo, tienen sentido o les encuentras el sentido después de rebanarte los sesos.

O lo mejor de todo lo habido y por haber: los déjà vu.


Más de una vez he tenido déjà vu's y me he sentido la persona más tonta del mundo. Ese momento en el que tu cerebro hace clic y dices "Esto ya lo he visto antes" pero no recuerdas absolutamente nada hasta que ya lo tienes delante. De verdad, yo me siento la persona más tonta del mundo. Aunque, mirándolo desde un punto de vista lógico, eso nos permitiría adelantarnos a esos acontecimientos, por lo que eso que hemos soñado, no pasaría, y si no llegara a pasar, a lo mejor desencadena un efecto mariposa bestial que acaba en otra cosa algún peor.

Cerebro, a veces me sorprende lo inteligente y lo estúpido que llegas a ser. A ver por qué leches no puedes soñar con el futuro y acordarte.

Bueno, mejor no. Con un Sandro Rey ya nos sobra y nos basta.

Luego ya está el summum de todo esto, que es cuando juntas la música o los sueños, osease, esas historias que te imaginas escuchando música, empiezan a interferir en tus sueños y se arma la de dios. O por ejemplo, que se te empiezan a meter caras conocidas sin ton ni son en las que tu mayor incógnita es: "¿¡Pero tú qué coño haces ahí?!" Todo esto tendrá alguna razón de ser, digo yo, pero la rallada es máxima.

Al menos, yo, me como el tarro cada dos por tres.


Por último y para acabar este soliloquio tan interesante que os acabáis de tragar como lectores benditos que sois (el de arriba os lo pague con una buena novia, novio, lo que queráis), me queda un último punto: los libros.

Ya que estamos, si cuela, cuela. Y si os aburro, pasad a la receta, que estará después de la siguiente foto.

El mundo de los libros es fascinante. Haya peli o no después del libro, tu te montas tu propia película, te imaginas las cosas como te da la realísima gana y piensas que tu podrías ser el prota de ese libro.

Te puede pasar varias cosas con un libro: que ojalá (en algunos casos, no en todos), te pasara lo que pasa en ese libro, que después de leerte el libro el final sea un truño y lo quieras cambiar, que te de miedo el libro y los dejes a la mitad por tener demasiada tensión, o que se despierte tu imaginación interior y empieces a despotricar cuando te vayas a la cama.

Libros que me han perturbado mi sueño: Harry Potter (todos y en especial los últimos), Jurassic Park, La mano del Diablo, La llave del destino y ahora los últimos que me estoy leyendo, La Biblia de los Caídos. Eso de que aparezcan mortífagos, cuervos sacando los ojos a niños, el diablo personificado intentando matarte y cosas varias, no mola. Dicho lo cual, me provoca un insomnio de la releche porque cada vez que cierro los ojos, veo esas imágenes una y otra vez.

Ya me dirás tu cómo se duerme un experimento de adulto con semejante cosas en mente.

¿Solución? Valium, té de cannabis y melissa y ya que estamos, un porro y sartenazo en la cabeza. Why not?


Y ya paro. Sí, la imaginación no tiene límites y a veces nos juega muy malas pasadas, viendo cosas donde nos la hay, expresándose de forma involuntaria cuando en realidad tenemos ganas de decir o de hacer esas cosas estando despiertos o simplemente, le gusta complicarse la vida con problemas sin sentido, porque como somos tan así, pues ale, vamos a divertirnos un rato.

En fin, santa paciencia que tenéis por leer todo esto, pero oye, uno que tienes momentos de lucidez mental y que sale solo. Si habéis llegado hasta aquí, merecéis un monumento, y si no, también ;)

Y ahora, lo que toca, vamos con la receta.

En uno de esos momentos de lucidez mental, se me ocurrió hacer un pan que fuese integral pero que a la vez esté rico, y como en clase nos enseñas varias cosillas relacionadas con el pan, pues oye, imaginación al poder y que sea lo que dios quiera.

Es un pan sin masa madre, con una fermentación lenta y una hidratación del 50-55%, por lo que es un pan con una miga contundente, ideal para tostadas o para comer tal cual, o con un chorrito de aceite, tomatito, jamón serrano. Ains, que hambre...

Pues nada, empecemos.


Pan de Centeno, Romero y Semillas de Amapola
  • 600 gr de harina blanca de fuerza
  • 200 gr de harina de trigo floja
  • 300 gr de harina de centeno integral (yo la compro en El Amasadero)
  • 450 ml de agua templada
  • 100 ml de aceite de oliva
  • 20 gr de sal
  • 25 gr de levadura fresca o 13 gr de liofilizada
  • 2 cucharadas de semillas de amapola
  • 1 cucharadita de romero seco
Primero, disolvemos la levadura en el agua templada.
En un bol o en el bol de la amasadora, ponemos todos los ingredientes menos el agua con levadura. Mezclamos bien. Añadimos el agua y comenzamos a amasar. Si lo hacemos con amasadora, serán unos 15-20 minutos de amasado. Si es a mano, amasamos 5 minutos, reposamos 2 minutos. Haremos esto 5 veces, teniendo un amasado total de 25 minutos y un reposo de 10.
Un vez amasado, untamos un bol con aceite, boleamos la masa y ponemos en el bol, tapada con film. Llevaremos a la nevera 24 horas o durante toda la noche.

Al día siguiente, precalentamos el horno a 180-190ºC.
Sacamos la masa del bol, quitamos el aire a la masa y la cortamos en tres porciones iguales. Untamos un molde rectangular de unos 30 cm de largo con aceite y ponemos nuestras tres pelotas de masa dentro. Pintamos la superficie con aceite de oliva y espolvoreamos por encima pipas, semillas de amapola, romero, nueces, lo que queráis. 
Tapamos con film y dejamos levar hasta que doble su volumen. Dependiendo de la temperatura que haya, tardará más o menos. Yo lo que hago, para que leve antes y como la masa está algo fría, meto en la cocina un calefactor y ale, a crecer. Creo que este en 40-50 minutos estuvo si no recuerdo mal.

Una vez levado, tapamos por encima con papel de aluminio sin hacer presión y metemos al horno por 40 minutos. Quitamos el aluminio y dejamos dorar por encima unos 5 minutos. Sacamos el pan del molde y lo volvemos a meter para que dore la parte que ha estado en contacto con el molde, unos 10 minutos, hasta que dore. 
Dejamos enfriar y a disfrutar.


Como veis, es un pan sin grandes complicaciones y altamente personalizable. Siguiendo la receta base podéis añadirle lo que queráis: pasas, nueces, arándanos, pipas de calabaza, de girasol, frutas deshidratadas o escarchadas. 

En definitiva, una receta, muchas variantes.

Si no encontráis harina de centeno, podéis sustituirla perfectamente por harina integral. No quedará igual de sabor pero estará igualmente rico.

La miga que tiene es muy parecida a la de un pan de molde, solo que algo más densa y húmeda. Como os he dicho, en tostadas está buenísimos, ya sea con dulce o salado.







En fin, espero que os haya gustado esta receta sacada de un momento de lucidez mental, que para inventármela en un rato que tuve, pues oye, no ha salido mal la cosa.

Ya va siendo hora de que toque algo dulce, ¿no?

A ver si me aplico y busco algo rico, rico, que como ahora es temporada de calabaza, algo se me ocurrirá.

Pues nada, nos vemos en la próxima entrada!


Un besote enorme a todos y gracias por estar ahí y por leerme y aguantarme!

Sois geniales!

Muaks!

Jesús